Observatorio de tendencias cognitivas: Interfaces cerebro-computadora
Las interfaces cerebro-computadora (ICC) parecen algo que Tony Stark improvisaría en su garaje, pero ya no son solo ciencia ficción. Actualmente, científicos, ingenieros y algunas startups audaces trabajan en maneras para que el cerebro se comunique directamente con las máquinas sin la intervención de dedos, teclados o pantallas táctiles.
El futuro promete sistemas más rápidos, más pequeños y menos invasivos, pero también plantea interrogantes sobre la privacidad, la seguridad y la privacidad de nuestros pensamientos. Analicemos la situación actual de las BCI, su futuro y las tendencias a las que debemos prestar atención.
¿Qué es una interfaz cerebro-computadora?
Una interfaz cerebro-computadora es exactamente lo que parece: un enlace de comunicación directo entre la actividad eléctrica del cerebro y un dispositivo externo, ya sea una computadora, una prótesis o unas gafas de realidad virtual. La parte cerebral se encarga de detectar señales neuronales, generalmente cambios eléctricos o hemodinámicos, y la parte informática se encarga de decodificar esas señales en comandos que la máquina pueda comprender.
Las BCI se presentan en tres tipos principales: invasivas (implantes que se colocan directamente en el tejido cerebral para obtener datos de alta resolución), mínimamente invasivas (películas delgadas o electrodos que se colocan sobre la superficie del cerebro) y no invasivas (como los auriculares de EEG que leen las señales a través del cuero cabelludo). Si bien los métodos invasivos ofrecen una mejor calidad de señal, las opciones no invasivas son menos riesgosas, lo que las convierte en una opción popular para las primeras etapas de investigación y consumo.
¿Existen BCIs actualmente?
En la actualidad, la tecnología BCI existe en dos ámbitos principales: el hospital y el pitch deck de las startups.
En el ámbito clínico, empresas como Neuralink y Synchron están desarrollando sistemas implantables para ayudar a las personas con parálisis a comunicarse o controlar dispositivos. Estos se basan en electrodos penetrantes (pequeñas puntas que registran directamente la información de las neuronas) o en películas de superficie cortical como la matriz ultrafina "Layer 7" de Precision Neuroscience, que se coloca en el cerebro sin perforar el tejido (aunque aún se encuentra en fase de prueba).
En el ámbito del consumo, encontrará wearables basados en EEG de empresas como Neurable (como auriculares que también funcionan como dispositivos de seguimiento de la atención) y Muse, que se centra en los mercados de meditación y bienestar. Si bien los dispositivos clínicos requieren la aprobación de la FDA y años de pruebas, algunas herramientas BCI podrían pronto convertirse en una parte discreta de la vida cotidiana.
Tendencias de la interfaz cerebro-computadora que debemos observar
Ciertas áreas de la tecnología BCI evolucionan más rápido que otras, y en Everyday Dose nos dedicamos a seguir las tendencias . Aquí tienes nuestra lista de tendencias BCI que debes tener en cuenta. Si alguien te pregunta, puedes decir que las conocías antes de que se popularizaran.
Modelos de IA y decodificación
Uno de los mayores impulsores del desarrollo de la BCI es la inteligencia artificial, especialmente los modelos de aprendizaje automático que pueden decodificar señales cerebrales en palabras, movimientos o incluso imágenes. Estos sistemas funcionan entrenándose con grandes conjuntos de datos de actividad neuronal y aprenden a reconocer patrones vinculados a pensamientos o intenciones específicos.
Por supuesto, cuanto mejor sea la decodificación, más importante será la privacidad de los datos. Al fin y al cabo, si una IA puede leer tu mente con la suficiente precisión como para escribir por ti, podría capturar con la misma facilidad información que no querías compartir.
Sensores híbridos
Ningún método de detección cerebral es perfecto, por lo que el futuro de las BCI podría depender del trabajo en equipo. Los sistemas híbridos combinan múltiples modalidades (como el EEG para la actividad eléctrica y la fNIRS para el flujo sanguíneo) para mejorar la precisión y la fiabilidad.
Al fusionar datos de diferentes fuentes, las BCI pueden adaptarse a entornos ruidosos, a las diferencias cerebrales individuales e incluso a los cambios a lo largo del tiempo. Algunos prototipos incluso añaden contexto adicional al combinar datos neuronales con seguimiento ocular, sensores musculares o captura de movimiento.
Hardware menos invasivo
Los implantes obtienen los mejores datos, pero la neurocirugía no es precisamente algo para "aparecer en la hora del almuerzo". Por eso, los investigadores están desarrollando dispositivos menos invasivos, como películas de electrodos finísimas que se colocan sobre la superficie del cerebro o mallas electrónicas inyectables que se despliegan una vez dentro del cráneo.
Su objetivo es proporcionar señales de alta calidad sin dañar el tejido cerebral. En cuanto a su naturaleza no invasiva, los nuevos auriculares de EEG son cada vez más ligeros, cómodos y con mejor capacidad de filtrado del ruido.
Integración con VR
Las gafas de realidad virtual (VR) ya son inmersivas, pero al combinarlas con BCI, podrían volverse completamente telepáticas. Imagina navegar por un espacio de trabajo o un juego virtual usando solo tus pensamientos.
En centros de rehabilitación, ya se están probando combinaciones de RV + BCI para ayudar a pacientes con ictus a reeducar su cerebro mediante la visualización y práctica de movimientos que aún no pueden realizar físicamente. Esta integración también podría ofrecer a los jugadores ocasionales de RV un control más natural en entornos de realidad mixta, haciendo que las experiencias digitales se sientan más como extensiones del mundo real.
Dispositivos portátiles
Las BCI portátiles se están popularizando discretamente bajo la apariencia de auriculares de concentración , diademas de meditación e incluso antifaces para dormir. Estos dispositivos se basan en sensores no invasivos como el electroencefalograma (EEG) para analizar la actividad cerebral y ofrecer información sobrela atención , la relajación o los niveles de estrés.
Si bien los wearables actuales pueden no ser tan precisos como los sistemas médicos, son cada vez más pequeños y elegantes, lo que significa que más personas se sentirán cómodas usándolos a diario. El auge de los wearables también contribuye a normalizar la idea de la interacción cerebral, reduciendo la barrera social para futuras BCI más eficaces.
Agregación de datos
Los datos cerebrales son increíblemente valiosos y, actualmente, también están muy poco regulados. Las empresas que desarrollan BCI están empezando a recopilar conjuntos de datos masivos de actividad neuronal para entrenar modelos de IA, mejorar el rendimiento de los dispositivos y personalizar las experiencias de los usuarios.
Cuantos más datos recopilan, mejores son los algoritmos de decodificación, pero también plantean importantes preocupaciones sobre la privacidad y la propiedad. ¿Quién controla estos datos? ¿Cómo se almacenan? ¿Podrían utilizarse para fines no consentidos por el usuario? A medida que las BCI se generalizan, la agregación de datos será tanto una ventaja técnica como un punto crítico ético.
¿Cuál es el futuro de las BCI?
Si las BCI van a pasar de ser una novedad de laboratorio a una tecnología cotidiana, tendrán que sortear un campo minado de desafíos. La seguridad es uno de los principales.
Los implantes cerebrales pueden causar infección o inflamación, y aún desconocemos todos sus efectos a largo plazo. La privacidad es otro factor. Los datos cerebrales son posiblemente los más personales que se pueden compartir, y actualmente no existe un estándar universal sobre cómo almacenarlos o protegerlos. Desde el punto de vista ético, las cuestiones relacionadas con el consentimiento, la libertad cognitiva y el acceso aún no han recibido una respuesta definitiva.
Aun así, el futuro se ve prometedor. En los próximos cinco años, se espera que las BCI se incorporen a la medicina de rehabilitación, la tecnología de accesibilidad y el bienestar especializado del consumidor. En una década, podrían parecerse a interfaces de realidad aumentada (RA) basadas en el pensamiento, prótesis de voz y control protésico avanzado.
El resultado final
Las interfaces cerebro-computadora están pasando de las tramas de ciencia ficción a laboratorios, hospitales e incluso salas de estar reales. La tecnología avanza rápidamente, con la IA, la innovación en hardware y las nuevas aplicaciones acelerando aún más la evolución.
Si lo hacemos bien, el futuro podría ser uno en el que tus pensamientos hablen por sí solos. Pero por ahora, simplemente estaremos aquí saboreando una taza de nuestro Café de Champiñones+, que beneficia el cerebro, y concentrándonos en lo que tenemos delante.
Fuentes:
Explorando el uso de interfaces cerebro-computadora en la neurorrehabilitación del ictus | PMC
Empieza tu día
El camino correcto